Me apetece marcarme un Rivera y
un Iglesias, argumentar mi artículo de opinión con un gran filósofo, por
ejemplo Rousseu pero sin haber leído ningún libro de él. Y pensarás querido/a
lector/a ¿por qué quieres hablar de este filósofo ilustrado? pues porque quiero
hablar de democracia y de participación.
Hace unos días hemos tenido la
llamada “fiesta de la democracia” que es cuando el pueblo va a votar sus
representantes para ver qué hacen los próximos 4 años y así volver a ser
llamados por éstos para otras votaciones. Aunque viendo los resultados
seguramente en 2016 tengamos que volver a votar unas elecciones generales.
Yo soy un mal llamado,
representante. No me gusta eso de representar al pueblo. Lo siento, quiero ser
sincero. Yo soy un demócrata radical, no porque sea una especie de talibán,
sino porque voy a la raíz de la palabra. Creo que el pueblo es propietario del
poder, por lo tanto recae sobre sus individuos y colectivos. Creo que los
cargos públicos deben gestionar el día a día, pero el pueblo, que desde el 78
es mayor de edad, debe decidir sobre los asuntos trascendentales que le afectan
mediante consultas o referéndums y tener medios participativos para proponer
las medidas que crean necesarias.
En 40 años de “democracia” en
Galapagar la participación ha sido uno de esos temas ausentes en la política
local. No fue hasta 1992 cuando se aprobó un reglamento de participación pero
que con el tiempo fue olvidado. Era un reglamento que recogía derechos como el
de la información, a preguntas de cualquier vecino en el pleno y el derecho al
uso de los locales públicos. Otro hito en la escasa política participativa fue
en 2001 con la aprobación del consejo sectorial de La Navata, similar a las
juntas vecinales de Madrid. Su recuperación y puesta en funcionamiento en otros
barrios es un compromiso de Galapagar en Común - IU. Estos dos reglamentos
fueron eliminados por el PP en 2012, vaya a ser que la nueva etapa que abría el
15M los sacará del cajón y Galapagar se llenará de democracia participativa y
real.
Durante el resto de años no se ha
hecho más que la metodología participativa del “tú a tú”, como expuso el PP en
Noviembre de 2015. Este método se basa
en decir qué quieres y qué necesitas a los concejales. Y si les apetece, te
escuchan, pero de decidir o proponer, nada. Los políticos galapagueños se han
relacionado con sus vecinos/as desde el partenalismo y la verticalidad que dan
los despachos.
Como representante institucional
de una organización que cree en la participación como forma de desarrollar la
democracia, defendí en Noviembre una moción para empezar una política
participativa en Galapagar. El objetivo es desarrollar reglamentos para unos
presupuestos participativos, la Iniciativa Legislativa Popular local, una
especie de “Galapagar.decide”, una oficina de participación, preguntas del
pueblo en el pleno, que las hojas de firmas tengan un valor de presión y recoja
aportaciones, quejas, propuestas, etc. vecinales. No salió con los votos en
contra del PP y la abstención de C’s.
Es importante tener presente que
cuando un gobierno impide la participación del pueblo, nuestra amada democracia
es escasa. Pero cuando oculta, ningunea y niega a la oposición, ésos, mal
llamados representantes del pueblo, entonces ya no hay democracia sino
despotismo, autocracia, tiranía, absolutismo y un largo etcétera de adjetivos
que vienen a decirnos que el poder recae sobre una persona y sus colegas.
En esta legislatura el PP quiere
abrir una nueva etapa en la vida política galapagueña: la de la dictadura
frente a la democracia. Como no quiero parecer el típico político que repite la
palabra democracia como si berrease, paso a exponerles que ha pasado, siempre
desde mi punto de vista. Demos la posibilidad a defensa, ya que otros no la
dan.
Después de las elecciones de este
año, parecía que la búsqueda del consenso marcaría la política municipal, pues
la posición minoritaria del PP iba encaminada a un gobierno dialogante y
abierto. ¡Qué alegría! por fin se iba a hacer política con mayúsculas.
Pero el PP ha optado por la
confrontación, atacando a la oposición, como si hiciera oposición a la
oposición. ¿Por qué? porque no tienen programa ni proyecto para Galapagar y los
grupos opositores si. En vez de escuchar y trabajar las propuestas que se están
ofreciendo, las están ninguneando.
Según el PP y el Alcalde Daniel
Pérez, ninguna propuesta de la oposición es vinculante. NINGUNA. Quieren tenernos
de floreros en el pleno y que no molestemos a sus señorías.
La oposición ha aprobado mociones
como trabajar para un nuevo colegio San Gregorio, cesión de espacio públicos a
las asociaciones, un puente sobre el río Guadarrama en Colonia España, un camino
vecinal en Parquelagos, un plan de lucha contra la pobreza energética, etc.
pero que nada de ello va a ser ejecutado, porque se niegan a ejecutarlo.
Así que la oposición decidimos
presentar enmiendas a los presupuestos para revertir los recortes y los caprichos,
destinar este dinero a política social, a las personas y las propuestas que nos
habían hecho llegar. No es el mejor método, pero ante la falta de presupuestos
participativos se hizo lo mejor posible.
Pero el Alcalde, asestó el último
golpe a la maltrecha democracia e impidió presentar las enmiendas. ¿Por qué?
porque se recortaba en sueldos políticos y cargos políticos un 20% respecto a
la propuesta del PP.
Ahora empieza una etapa dura en
Galapagar, con unos presupuestos prorrogados por culpa del PP que no quiere
bajarse el sueldo para destinarlo a inversión social, sin participación y con
una oposición ninguneada pero que va a pelear hasta el último aliento.
El 12 del 12 a las 12 cientos de
vecinos y vecinas reivindicaron más democracia y participación, habrá que ver
si el PP mira para otro lado otra vez.
No es la primera vez que se
suspende la democracia en el municipio, ya en 1999 el entonces Alcalde popular,
Eugenio De Pablo, estuvo al menos 8 meses sin convocar plenos porque según él “no
había nada interesante que tratar”, pero si entonces y ahora se hubiese
permitido al pueblo proponer y lanzar iniciativas, hubiera habido temas
interesantes que tratar.
Hagamos un minuto de silencio por
nuestra amada democracia.
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