domingo, 21 de septiembre de 2014

La reforma electoral del PP: Un ataque a la democracia.

Subida de impuestos (IVA, IRPF, Tasas cultura y deportes, etc.), creación de otros (tasa de basuras), salario mínimo congelado desde 2012, creación de zona azul, aprobación de la reforma laboral que abarata el despido y pérdida de derechos, recortes en educación y sanidad públicas, intento de privatización de la sanidad pública madrileña, pérdida de soberanía popular, acatamiento de las ordenes de la Troika, despido de funcionarios del ayuntamiento, rescate de la banca, copago en medicamentos, recortes en el subsidio, pensiones congeladas, 6 millones de parados, aumenta el cierre de negocios en Galapagar, Bárcenas, sobres, corrupción, Gürtel en Madrid, apoyo a Bárcenas, pobreza para más de 3 millones de personas, LOMCE, desahucios, pobreza, un 34% de los niños están en peligro de exclusión social, recortes y privatización en servicios sociales, desprecio para estos servicios en Galapagar, aumento de la deuda, se prefiere construir un despacho nuevo que invertir el dinero en ayuda social, pagar deuda y mejorar el servicios de gestión del agua, aumento de la represión social y ataque a minorías sociales y étnica, aumento de la precariedad laboral y democrática.

Esta es una pequeña lista de actuaciones del PP nacional, autonómico y municipal en los últimos 3 años. Ante esto, miles de ciudadanos concienciados, hartos, cansados e indignados han llenado las calles. Han dado la espalda a un PP que gobierna con mayoría parlamentaria pero no social (en ninguno de los tres planos) y conocedor de que la antigua ley electoral no le va a salvar, se ve en la necesidad de modificarla, populistamente, claro.

El PP propone cambiar la ley electoral para que el partido que “gane” las elecciones sea el que gobierne. Pongo ganar entre comillas, porque las elecciones no son un partido de fútbol en el que juegan dos equipos a ver quién es mejor, sino que es un proceso por el que se elige a las personas que tomarán las decisiones día a día en el municipio. 

Las elecciones están pensadas para que elijas a los concejales del pleno, en función del programa y de las ideas, no para que elijas al alcalde, aunque suele ser el primero de la lista. Luego, los concejales hacen pactos para que haya una estabilidad parlamentaria. Puede no gustarte, pero sin apoyo parlamentario y social es imposible gobernar.

Proponer que la lista más votada sea la que gobierne, ya sea en primera o segunda vuelta, solo potencia el bipartidismo, como tal cual está pensado ahora. Aunque el partido que tu apoyes no saque un gran resultado, puede coaligarse con otros para que gobiernen juntos, potenciando un principio de la democracia, la pluralidad, algo que al PP no le gusta y menos al de Galapagar, en el que el Alcalde es conocido por criticar a los partidos pequeños y apostar porque solo haya dos grandes partidos, PP y PSOE.

En Galapagar se podría dar el caso de que IU, Podemos, partidos vecinales e incluso el PSOE, saque una suma del 60% de los votos, pero quedaría primero el PP que tiene menos división en la derecha. Por este motivo el PP de Galapagar ha sido uno de los primeros grupos en apoyar la medida en Pleno, porque les interesa para mantenerse en el poder, ya que saben que la izquierda es más plural y gusta de mantener su autonomía.

Un alcalde con un 30% de los votos, con un 30% de apoyo parlamentario, no puede gobernar, no puede sacar ninguna medida adelante y aún menos, unos presupuestos municipales, por lo que se verán obligados a quitar competencias al Pleno para dárselas al Alcalde y así conseguir estabilidad, en otras palabras: la democracia parlamentaria se perderá en favor de un sistema presidencialista, cuándo la calle realmente lucha por una democrácia participativa.
La reforma electoral de elección de Alcalde en una o dos vueltas, solo potencia el bipartidismo, la inestabilidad, la falta de pluralidad y en concreto se verá afectada la calidad democrática, que ya de por si es penosa.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado y es interesante ese "alcaldismo" que defienden explicado.

    Pero por favor soberanía popular, no nacional!! Cada vez que se lo oigo a un político me pongo nerviosa, eso significaría que hay parlamento pero no democracia.

    Un besoo

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  2. La verdad es que tienes mucha razón, seguramente lo leería en otro documento/artículo y pensaría igual.
    La soberanía, desde mi punto de vista, no es de una nación, sino de un pueblo y de la persona como tal, esto último muchas veces ni se menciona. La soberanía no debe recaer sobre un parlamento sino sobre el mismo pueblo.
    Gracias por caer en ello, a veces el lenguaje nacionalista (y el racista, machista, etc) que mamamos desde peques nos sale sin darnos cuenta aunque no estemos a favor de ello. :)

    Modificado!

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